viernes, abril 24, 2020

Balance

Mi vida no ha sido lo que yo esperaba. Tenía muchos sueños. Todavía los tengo en cuanto me despisto. Pero son fantasías. Quería ser rico y famoso. Pronto vi, por experiencia vicarial, que la fama es un engorro. La gente sabe quien eres y tu no sabes quienes son ellos. Tu intimidad desaparece. Más tarde, también por experiencia vicarial, descubrí que ser rico conlleva mucho trabajo. Para conservar tu dinero tienes que ser economista. De lo contrario, el dinero se va. Así que me conformé siendo anónimo y acomodado. Pero de vez en cuando me asaltan las fantasías adolescentes y vuelvo a querer ser rico y famoso. Pero ahora ya no hay tiempo para que eso suceda. Debería haber entregado mi vida a una causa. A mi obra. Y tener ahora un vasto pasado de producción sobre la que basar mi posible fama. Y no la tengo. No tuve nunca la suficiente vocación para preferir mi obra a mi vida. He tenido una buena vida. Solo que ahora todo forma parte del pasado. Es decir, del olvido. Y ya sabemos que todo será como lagrimas en la lluvia.

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